Amar al prójimo
Mamá, estoy leyendo algo y no dejo de pensar en la abuela Sara.
ImagÃnate que pienso en lo duro que fue para ella, casi una niña casarse a los 15 y tener hijos que a bien no sabemos si deseaba o no tener. Claro que también pienso que eran otros tiempos, que la vida para las mujeres asà era en esos años.
¿Realmente habrá amado al abuelo?
Ya nunca lo sabremos, nunca le preguntamos y a menos que pudiéramos contactarla en el más allá nos quedará la duda para siempre.
Los pocos recuerdos que tengo con mi abuela Sara no son tan nÃtidos como quisiera, pero sus historias y su voz si las tengo grabadas. Mamá, tal vez de ella heredamos ese amor a los cuentos, ese don de narrar historias (y uno que otro chisme).
En esos momentos, Yo no pensaba en que mi abuela, antes de ser mi abuela hubiera tenido sueños, deseos, anhelos... Una vida.
Pero empecé a leer "Amor al prójimo" de Gabriela Enriquez, y desde las primeras lineas no deje de pensar en mi abuela Sara. La historia va de dos hijas huérfanas. A pesar de nacer en una "familia" siempre se sintieron solas. La huella de abandono y desamor siempre estuvo en su linaje, y poco a poco vamos descubriendo que la familia también puede ser una carga, que no siempre sabemos dónde colocar o como deshacernos de ella (o terminar de hundirse juntos). A su madre, la casan a los 13 (mi abuela tenÃa 15 cuando se casó). Ni le explicaron porqué ni que era el matrimonio. Tuvo su primer hijo y se muere en circunstancias extrañas (mi abuela perdió una hija que no llegó a la vida adulta).
Y asà con ese inicio, yo ya sentÃa que tenÃa ganas de abrazar al personaje como no pude abrazar a mi abuela al reconocer su historia y lo complejo que le tocó vivir. A partir de la novela, (sin decir más porque vale la pena que la lean y la reflexionen)
¿Cuántas abuelas casadas a temprana edad vemos de manera diferente cuando entendemos que ellas tuvieron menos opciones que nosotras actualmente?
Hay abuela cuánto darÃa por saber, que dentro de todo, no sé si fuiste feliz pero si tuviste momentos felices. Recuerdo muy poco tu sonrisa.
Recuerdo una foto, yo tendrÃa unos 6 años, te acababas de cortar el cabello y lo tenÃas cortito y colocho (justo como a mi mamá y a mi se nos pone si nos lo cortamos mucho). Estamos en una comida familiar, no sé si a propósito o no(no habÃan teléfonos móviles con camara y el resultado de tomar fotos se veÃa hasta que se revelaban) la mesa está servida y tú te estás tomando una cerveza con toda la tranquilidad y paz del mundo. Quiero creer que estabas disfrutando del momento.
Hay abuela, espero que convertirte en abuela también fuera liberador para ti, y tuviera unos rayos de esperanza de que, nosotras, tus nietas harÃamos las cosas diferentes.
Tu manera peculiar de caminar y pararte se saltó una generación, y tú bisnieta, Marianita tenÃa un modo muy peculiar de pararse que a todos nos recordaba a tÃ.
Mi mamá cose y es muy feliz con su máquina de costurar (incluso me enseñó a la fuerza y a modo de castigo a mi) y pensar que tú aprendiste a escondidas de tu suegra, gracias a una de tus cuñadas. Ahora siento que algo más que las historias me unen a ti.
De esa historia tÃpica de cuento, dónde tú suegra te gritaba que no servÃas para nada porque eras una niña, a que viviera contigo y la cuidaras en sus ultimos momentos. Nos decÃas "no me querÃa, pero me la gané"
"¿Te imaginas? Uno cree que no puede haber en el mundo peor tragedia que la propia"
frase del libro.
Y ahà vamos contando nuestra historia y dando explicaciones que a veces ni nosotros entendemos...
"¿No serÃa lindo que en esta vida no importara a dónde llegas, sino hasta el dónde lanzas a la que viene detrás de ti?"
¿Nos define de dónde venimos para saber donde vamos a terminar?
No lo creo, más bien imagino que de dónde venimos(dónde enterramos el ombligo) es una manera de no olvidar dónde inicio nuestra historia. Un punto de partida. Si, hay que conocer la historia propia, y no para juzgar a nuestros antepasados que hicieron lo que pudieron con lo que tuvieron. Más bien para saber que a pesar de todo lo que tenÃan en contra estamos aquÃ, tal vez en un lugar que ni en sueños imaginaron (o imaginamos nosotros mismos). Que su final sea nuestro punto de inicio en el camino de la vida...
Abuela, Te sorprenderÃa saber hasta donde un comentario en una comida familiar se ha transformado en frase y chiste regular en mi matrimonio.
Una tarde, mientras visitamos a mi tÃa Graciela, ella nos contó como de niña, le tenÃa miedo a la tÃa Amparo (que creo era hermana de mi abuelo), porque tenÃa dones esotéricos para contactar con el "otro mundo", y en palabras chiapanecas "entraba en trance", es decir contactaba al más allá y traÃa "mensajes". Yo imaginaba una tÃa que en una mesa rodeada de velas, ponÃa los ojos en blanco, se agarraba con fuerza del mantel, cambiaba su voz a algo tenebroso y grave para gritar palabras extrañas.
Una sola vez bastó que le contará a mi novio, para que ahora que estamos casados, cada que vemos una escena como de trance mencionamos "mira, como mi tÃa Amparo" (a la cual ni yo llegué a conocer).
Y espérate cuando te diga que esa historia que no escuché bien, se ha convertido en una lección de vida: Ese tÃo que era muy malo con su esposa (hermana de mi abuelo Juan) que después de enviudar, le dió Parkinson y como esa no era vida intento suicidarse... Temblando y todo, después de que sus hijos se fueran al campo a trabajar ideo colgar su lazo en la ceiba del patio, tardo horas, fue toda una hazaña ya que su enfermedad no se lo dejó nada fácil. Ya para la hora de la comida estaba intentando colgarse cuando sus hijos regresaron... De una manera fácil lo bajaron del árbol mientras le decÃan "UD. TodavÃa no se va a morir, aún tiene mucho que pagar por todo lo que le hizo a mi mamá" imaginate toda una lección, aquà en esta vida todo se paga...
Abuela, recuerdo mucho el pueblo, los dÃas tan tranquilos y apacibles que vivà en las vacaciones de mi infancia, pero hoy después de leer "Amor al prójimo", lo hago desde otro punto de vista, desde el agradecimiento eterno a tu vida, desde el amor a nuestra historia juntas, pero también a tu vida antes de ser mi abuela...
Recuerdo tus frases, los dichos del pueblo, las historias. Pero sobre todo nuestra historia.
Gracias por enfrentar aún desde la ignorancia tantas cosas para que tus generaciones venideras estén en otros puntos de partida con muchas más opciones y oportunidades que tú.
Gracias por venir a México, y dejar tu huella aquÃ.
Gracias abuela por poner un punto de inicio diferente a las generaciones de mujeres que seguimos de ti...

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