ESO NO ES LO QUE QUISE DECIR

En 2015 tuve la suerte de colaborar como staff en la feria del libro de la UNACH, en Chiapas. Eso me dió la oportunidad de presenciar la presentación de un libro donde la escritora, de manera muy personal habia recreado parte de su historia familiar, migrar desde un país de Europa a México. 

Lo que se me quedó grabado por años, fue que nos contó un anécdota sobre como en México una palabra puede solucionar cualquier problema de comunicación: 

"Mi abuela recién llegada de Europa, sin saber hablar español, se dió cuenta que necesitaba un moño para su cabello. Fue a una tienda, de estás que te venden desde ropa hasta cosas para la cocina. Intentó de mil maneras que la dependienta entendiera que necesitaba un moño, se tocaba el cabello, señalaba pero la dependienta seguía sin entender. Ya un poco enojada mi abuela recuerda un dato que mi papá le había dado, decidida le dijo a la dependienta "me da una chingadera para el cabello" 

La dependienta enseguida le mostró un montón de moños, ligas y otros accesorios para el cabello. Mi abuela logró realizar la compra con un español limitado pero salvado por una palabra" 

Y me impresionó porque una palabra puede usarse como muletilla cuando no recordamos la palabra. 

Ese día, Myriam Moscona presentó "Tela de seboya" y me dió mucho gusto ver qué la editorial Tusquets lo reeditó y está en librerías. Por fin me voy a dar la oportunidad de leerla. 

Con este mini anécdota quiero retomar como a veces el idioma español/ mexicano  puede ser complejo de entender.

En redes sociales hay muchísimos memes de como aprender español no es tan fácil como parece, después de terminar los cursos extranjeros se aventuran a viajar a latinoamerica y nuestro uso de las palabras es confuso.

Y las variantes de este meme no terminan. 

En una ocasión, aún viviendo en Chiapas, sorprendí a mi mamá con la expresión:

"Mamá, le diste chicharrón al gato"

Espantada mi mamá volteo sus pasos y al tiempo se empezó a reír... Cualquiera hubiera pensado que mi mamá había asesinado a nuestra mascota, Salem. 

Ella solo le había servido un trozo de chicharrón al gato para su botana. 

"Yo solo le di algo de comer" al tiempo que ambas soltabamos la carcajada. Y así es como una palabra o expresión puede tener miles de significados.

Mi abuela nos decía a menudo cuando había comida familiar:

"Se vienen a buena hora para la comida"

Ella no especificaba una hora exacta para la invitación.  Nosotros ya sabíamos que la interpretación de su frase era que llegáramos aproximadamente entre 1 y 2 de la tarde. Y nos acostumbramos a esa manera peculiar de invitarnos.

Una de tantas veces, un primo escuchó la famosa frase "a buena hora" y no podía entender lo que significaba. A cada tanto preguntaba de nuevo:

"Pero, ¿a qué hora exacta es buena hora?" 

"En ese inter" 

Cuando nos estaba contando alguna historia, hacía una pausa dramática, y para unir el siguiente hecho importante usaba la muletilla "en ese inter" como un "al mismo tiempo". 

"Poquititealo" 

Cómo tal, dudo de la existencia de esta palabra en algún diccionario. Mi papá la usa constantemente cuando nos obsequiaba algo, especialmente botellas de tequila o crema de mezcal. Una manera de asegurar que el regalo iba a durar más tiempo, que sería una manera de disfrutar de a poquito la bebida. 

Con buen juicio duraría hasta el próximo cumpleaños. 

En mi familia aún persisten miles de expresiones, de orígenes variados. Los recuerdos siempre van ligados a palabras y frases de los que ya no están, y esperamos sea un legado para los que vienen. Un poquito de lo que nuestros antepasados nos dieron.

Hay tíos abuelos que recuerdo poco, pero sus frases y dichos siguen aquí, y honramos su paso en esta vida riendo de vez en cuando cuando sin querer suelto las frases en alguna que otra conversación...